La segunda vuelta de las elecciones legislativas pusieron el broche final al ciclo electoral en Francia que comenzó en septiembre/octubre del año pasado con las primarias ciudadanas del PS y la elección de los candidatos a las presidenciales. El pasado domingo el Partido Socialista obtuvo la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional con el mejor resultado electoral en mucho tiempo.
La Asamblea Nacional contará con una amplia representación de las fuerzas de izquierda que con 343 diputados/as superan ampliamente a las fuerzas de derecha, que obtuvieron 229. El bipartidismo se afianza en Francia ya que 506 de los 577 diputados del hemiciclo pertenecen al PS y la UMP. El Frente de Izquierda ha sufrido más que ningún otro partido este fenómeno. De hecho el FG ha perdido más de la mitad de sus diputados.
Es difícil ver cómo positivo el resultado del Frente de Izquierda. Si bien ha crecido en número de votos con respecto a las legislativas de 2007 ha perdido once diputados, quedándose en diez, perdiendo también el grupo parlamentario. Esto último podría arreglarse ya que tanto Mélenchon como Pierre Laurent han pedido una modificación del reglamento para permitir formar grupos parlamentarios a partir de diez diputados, como es el caso del senado. En número de diputados, el resultado del FG es el peor del 68, cuando el PCF obtuvo el mismo número de diputados. El origen de los diputados también es importante. El antiguo grupo del FG salido de las elecciones de 2007 contaba con miembros del PCF, del Partido de Izquierda, de la FASE e independientes. Entre los diputados actuales (y a falta de confirmación) nueve pertenecen al PCF y uno al Partido de Izquierda, con lo el grupo se vuelve más homogéneo y deja sin representación a muchas de las sensibilidades que componen el FG. En principio, esto no debería pasar factura. Desde el punto de vista político, el Frente de Izquierda no podrá ejercer mucha presión sobre el gobierno socialista en la Asamblea, pero en la calle es otra historia. El FG podrá jugar una gran baza, la independencia total de sus diputados con respecto al PS ya que estos diputados han sido elegidos sin ningún tipo de apoyo, pacto o acuerdo con los socialistas.
Del otro lado de la estrategia política del FG está EELV. En septiembre del año pasado los verdes apostaron por el entendimiento con el PS, firmaron un acuerdo programático por el que, entre otras cosas, se repartían las circunscripciones entre ambas fuerzas y EELV se garantizaba una buena presencia en la Asamblea Nacional. La jugada les ha salido bien: los verdes tendrán 17 diputados, grupo propio en la Asamblea y una ministra en el gobierno Hollande. A cambio han tenido que olvidarse de su reclamación histórica de cerrar las centrales nucleares francesas. Principios a cambio de sillones. Cohn Bendit estará contento.
Una mención también para la extrema derecha, que tras 24 años volverá a la Asamblea Nacional. A pesar de que Marine Le Pen ha sido eliminada, el FN contará con dos diputados que, sin duda, utilizarán la Asamblea Nacional como tribuna para difundir su discurso xenófobo y fascista. Se debe recordar que esto no hubiera pasado si el PS hubiese aceptado el acuerdo propuesto por el FG para presentar listas comunes de la izquierda en aquellas circunscripciones con peligro de caer en manos del FN. Ahora ya es tarde. Esperemos que aquella decisión no traiga consecuencias graves.
El Partido Socialista tendrá eso que desde la UMP han llamado 'el poder absoluto'. Controlan la presidencia de la República, la Asamblea y el Senado. Tendrán el camino libre de obstáculos para aplicar las políticas anti neoliberales que han prometido durante la campaña electoral. La pregunta para Hollande y el PS es la de siempre ¿cumplirá lo prometido o acatará por imperativo legal la voluntad de los mercados? El tiempo tendrá la respuesta.