Antes aclararé que si yo hubiese podido votar en el referéndum de IU sobre el acuerdo de gobierno con el PSOE, hubiera votado en contra. Coincido bastante con los argumentos que dieron Alberto Garzón o Julio Anguita.
Dicho esto, es cierto -y mucha gente no lo sabe- que el 90% del presupuesto de la Junta proviene del gobierno central. El 10% restante sale del tramo autonómico del IRPF, impuestos cedidos por el estado (juegos, patrimonio, sucesiones, hidrocarburos...) e impuestos propios. El gobierno del Partido Popular incumple el Estatuto de Andalucía -que garantiza un porcentaje de inversión del Estado en nuestra comunidad equivalente al peso poblacional de esta en el estado- y nos asfixia económicamente con un fin oculto: gobernar Andalucía a la fuerza.
Señalar a la Junta es lícito y comprensible. Aunque también es evidente que algunos lo hacen por interés partidista o por miopía política, centrarse sólo en denunciar los recortes de la Junta es mirar al dedo en vez de mirar la luna. Al fin y al cabo la Junta es otro eslabón institucional más sometido al dogma neoliberal. Como he dicho en otras ocasiones, necesitamos que Andalucía sea unidad de ingreso porque sin autonomía económica no hay autonomía política.