Artículo publicado en El Puerto Actualidad
Que una institución cambie de color político de la forma en que lo ha hecho El Puerto puede provocar situaciones a veces difícilmente entendibles por la ciudadanía. Durante estos siete meses se han dado alguna de esas situaciones en las que el nuevo gobierno no termina de desprenderse de la inercia del anterior o se ve obligado a llevar a cabo gestiones ya comprometidas con las que los partidos que lo componen no están del todo de acuerdo.
Para todos y todas hay un sucesión de hechos clara y conocida: unos partidos se presentan a las elecciones, llegan a un acuerdo para formar gobierno en lugar de quienes estaban antes y consiguen el poder municipal. Ahora son los antiguos partidos de la oposición quienes gobiernan y los antiguos partidos de gobierno quienes están en la oposición. Es aquí donde me gustaría centrarme.
El político italiano Antonio Gramsci, uno de los mayores intelectuales de la historia del marxismo, desarrolló una concepción de partido más extensa e interesante. Para Gramsci existen dos tipos de partidos: los partidos-institución y el partido orgánico. Los partidos-institución son las organizaciones políticas tal cual las conocemos, las que se presentan a las elecciones (PP, PSOE, Podemos, C’s, IU…). El partido orgánico es mucho más amplio. No solo englobaría a las varias organizaciones políticas, sino también al conjunto de fuerzas que están de acuerdo en lo fundamental, en un proyecto y unos intereses comunes, en mantener un orden de cosas (medios de comunicación, instituciones religiosas, grandes intereses económicos etc).
Manejar estos conceptos -partido-institución y partido orgánico- nos puede ser de utilidad para dar mayor profundidad a nuestros análisis político local. Adaptando esta visión a El Puerto, podemos decir que existe un partido orgánico del continuismo que va más allá de la composición del salón de plenos y cuyo fin es en mantener el status quo de las cosas para que nada cambie en lo esencial, manteniendo las estructuras de poder tradicionales, las respectivas parcelas de influencia en el aparataje institucional y en las esferas económica y social de la ciudad.
¿Y frente a este partido orgánico del continuismo, qué existe? En mi opinión sería erróneo decir que existe un partido orgánico del cambio contrapuesto al anterior, sino más bien un bloque de organizaciones populares que en buena medida siguen adaptándose a la nueva situación surgida tras las municipales: los partidos de izquierda ahora sumidos en tareas de gobierno, el movimiento asociativo con voluntad de transformación social, el movimiento sindical que en la práctica se reduce a CCOO, y las organizaciones y plataformas surgidas estos años para la denuncia de problemas concretos.
Para todos y todas hay un sucesión de hechos clara y conocida: unos partidos se presentan a las elecciones, llegan a un acuerdo para formar gobierno en lugar de quienes estaban antes y consiguen el poder municipal. Ahora son los antiguos partidos de la oposición quienes gobiernan y los antiguos partidos de gobierno quienes están en la oposición. Es aquí donde me gustaría centrarme.
El político italiano Antonio Gramsci, uno de los mayores intelectuales de la historia del marxismo, desarrolló una concepción de partido más extensa e interesante. Para Gramsci existen dos tipos de partidos: los partidos-institución y el partido orgánico. Los partidos-institución son las organizaciones políticas tal cual las conocemos, las que se presentan a las elecciones (PP, PSOE, Podemos, C’s, IU…). El partido orgánico es mucho más amplio. No solo englobaría a las varias organizaciones políticas, sino también al conjunto de fuerzas que están de acuerdo en lo fundamental, en un proyecto y unos intereses comunes, en mantener un orden de cosas (medios de comunicación, instituciones religiosas, grandes intereses económicos etc).
Manejar estos conceptos -partido-institución y partido orgánico- nos puede ser de utilidad para dar mayor profundidad a nuestros análisis político local. Adaptando esta visión a El Puerto, podemos decir que existe un partido orgánico del continuismo que va más allá de la composición del salón de plenos y cuyo fin es en mantener el status quo de las cosas para que nada cambie en lo esencial, manteniendo las estructuras de poder tradicionales, las respectivas parcelas de influencia en el aparataje institucional y en las esferas económica y social de la ciudad.
¿Y frente a este partido orgánico del continuismo, qué existe? En mi opinión sería erróneo decir que existe un partido orgánico del cambio contrapuesto al anterior, sino más bien un bloque de organizaciones populares que en buena medida siguen adaptándose a la nueva situación surgida tras las municipales: los partidos de izquierda ahora sumidos en tareas de gobierno, el movimiento asociativo con voluntad de transformación social, el movimiento sindical que en la práctica se reduce a CCOO, y las organizaciones y plataformas surgidas estos años para la denuncia de problemas concretos.
Leer la actualidad política local en esta clave aportar una visión diferente y, a mi modo de ver, más exacta puesto que El Puerto no es una isla al margen de la realidad política del resto del Estado y porque lo que define a un partido no es su forma de actuar políticamente, ni si está o no en el gobierno, sino los intereses de qué clase social defiende.