Tras de bastante tiempo sin escribir he vuelto a publicar un nuevo artículo de opinión en Hablando República. Trata sobre el serio peligro que corre Andalucía, asfixiada económicamente por el gobierno central y con riesgo de intervención permanente. Como es habitual, podéis leer el artículo a continuación o hacerlo en el siguiente enlace.
Cada día está más claro que esta crisis es un estafa. Una estafa para hacer a los pobres más pobres y a los ricos más ricos, para acabar con el estado de bienestar y todo lo que huela a público. Con la excusa de la crisis los hijos de las élites franquistas están recuperando todo aquello que sus padres perdieron con las transformaciones que sufrió el régimen a finales de los 70 y principios de los 80.
Como dijo Gramsci, "El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos". En España los monstruos tiene muy claro lo que quieren: acabar con "los políticos", reducir la representación de los ciudadanos en las instituciones, suprimir autonomías... aprovechando el hastío de la ciudadanía hacia una clase política que ha convertido las instituciones en la correa de transmisión de los intereses financieros internacionales.
Andalucía sufre este panorama con una peculiaridad importante, está gobernada por el PSOE e Izquierda Unida lo que la coloca en el punto de mira del Partido Popular. Los ataques contra Andalucía están siendo una constante, un chantaje económico en toda regla que no sufren otras regiones mucho más endeudas y en peores condiciones económicas como Madrid, Valencia, Castilla La Mancha o Murcia. La amenaza de intervención está en la agenda. El Partido Popular quiere lograr por medio de la extorsión y la asfixia lo que nunca ha logrado democráticamente, gobernar Andalucía y convertirla en una sucursal del gobierno central al servicio de la Troika y contra los intereses de los andaluces y andaluzas.
La amenaza es seria, muy seria. Llegará el momento en que los defensores de la autonomía andaluza tengamos que dejar de lado cuestiones que nos separan para defender unitariamente nuestro autogobierno. Somos el único pueblo de la península que se ganó su autonomía en la calle, defendámosla en la calle cuando sea necesario.