El domingo El Puerto vibró con la victoria de la selección como cualquier otra ciudad de España. La celebración del título duró hasta altas horas de la madrugada y produjo un hecho algo desafortunado: algún futbolero en la cima de su felicidad decidió vestir a Rafel Alberti con la camiseta de la selección y los colores de la bandera monárquica.
El poeta portuense, forzado al exilio por defender al gobierno legítimo y democrático de la II República y más tarde diputado del PCE en el congreso permaneció así durante toda la jornada del lunes hasta que un grupo de intrépidos y anónimos ciudadanos portuenses pusieron fin a tal despropósito devolviendo el monumento a su estado original. Un acto de civismo que se agradece. Demasiado tiene ya el pobre Alberti con tener su estatua junto al cuartel de la Guardia Civil.
| Restituyendo la figura del poeta portuense |
| La prenda del agravio quedará "pa trapos" |