Publicado en El Puerto Actualidad
El pasado fin de semana se celebraron elecciones parlamentarias en Venezuela en las que la oposición, agrupada en torno a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), consiguió un claro triunfo electoral. Quizás a algún lector o lectora le pueda extrañar estas primeras líneas, habida cuenta de la constante campaña mediática de las grandes empresas de comunicación españolas y norteamericanas que se empeñan en definir a Venezuela como una dictadura.
Sin embargo, este país ha vuelto a dar un nuevo ejemplo de calidad democrática como viene haciendo en la veintena de procesos electorales que se han celebrado durante los 17 años de una Revolución Bolivariana. La gran diferencia es que ahora nadie habla de fraude electoral ni cuestiona el resultado, como se ha hecho con todos y cada uno de los comicios ganados por las fuerzas populares. Debe ser que para algunos solo hay democracia cuando ganan ellos… No solo en Venezuela.
Evidentemente la victoria electoral de la MUD es un hecho democrático que hemos de aceptar, si bien no nos debe hacer olvidar las guarimbas, la guerra económica, el desabastecimiento masivo programado para generar escasez de productos básicos, la financiación de grupos paramilitares, los asesinatos de chavistas, los continuos intentos de desestabilización o las campañas de acoso y derribo contra los gobiernos democráticos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro orquestadas por una oposición venezolana vendida a los intereses de las oligarquías internacionales que buscan poner fin a los procesos de empoderamiento popular surgidos en América Latina durante las últimas décadas.
Sí, se abre un nuevo período en el que la oposición contará con la mayoría necesaria para modificar leyes orgánicas, cambiar la Constitución Bolivarian, la arquitectura jurídica del país, o desmontar las principales leyes sociales sobre la que se asienta el Estado Social venezolano. Pero frente a ello no cabe la resignación ni el derrotismo. Al contrario. Toca pasar a la ofensiva, profundizar y radicalizar el proceso revolucionario en Venezuela como mejor garantía de defensa de las intereses de las clases populares del país y para afianzar los logros sociales de la Revolución Bolivariana.
Para quienes queremos construir un nuevo país más justo, solidario y social, Venezuela sigue siendo un ejemplo de lucha y resistencia popular. Por eso debemos mostrar nuestro más firme apoyo a las clases populares venezolanas así como a las fuerzas progresistas y revolucionarias.
Quienes, desde la derecha, aprovechan la victoria de la oposición para anunciar el fin del chavismo mienten. Quienes, desde la izquierda, ven en la derrota electoral el fin de la Revolución se equivocan. Porque las revoluciones no dependen solo de los resultados electorales y porque el chavismo sigue y seguirá vivo como sujeto político fundamental de Venezuela por mucho tiempo.