En plena resaca postelectoral después de las elecciones andaluzas y, siguiendo la tradición de castigarme todo lo que puedo, he decido dedicar unos minutos de mi primera tarde libre en mucho tiempo para poner en orden algunas ideas que me han surgido tras la jornada de ayer. Ahí las dejo:
1. El bipartidismo aguanta, el régimen salva los muebles. Dábamos por hecho que en Andalucía se abriría la brecha con la que debilitaríamos el régimen del 78, sin embargo, no ha sido así. A pesar del varapalo electoral del PP (que se deja 17 diputados y medio millón de votos), y los 120.000 perdidos por Susana Diaz en su adelanto electoral, la suma de PSOE y PP alcanzan el 62,19% de los votos totales y 80 escaños de 109. Y a estos hay que sumar la irrupción de Ciudadanos, la cara bonita, moderna y preferida del stablishment para cambiar todo sin que nada cambie.
2. UPyD y PA, de nuevo fuera. Dos fuerzas políticas vuelven a quedarse fuera del Parlamento Andaluz. UPyD ha sido sepultada por Ciudadanos y ha perdido más de 50.000 con respecto a 2012, confirmándose que el auge de los de Albert Rivera es un serio problema para la formación magenta. En el Partido Andalucista estas elecciones tenían sabor a match ball. Como era de esperar, el PA también verá la política andaluza desde fuera esta legislatura mientras sigue reduciendo sus apoyos (36.000 votos menos esta vez) desde que perdiera la representación parlamentaria en 2008.
3. Izquierda Unida, punto de inflexión sí o sí. Malos resultados, sin ambages. A pesar de la espectacular campaña y trabajo de Antonio Maíllo, su equipo y la militancia de la organización, hemos obtenido el peor resultado de nuestra historia en Andalucía. Tremendamente injusto. Los/as cinco parlamentarios/as nos permiten mantener el grupo parlamentario y seguiremos siendo la voz de la gente en el Parlamento Andaluz, pero no podemos seguir mirando para otro lado. Tras la votación del domingo, hemos aprendido por la dureza de las urnas lo que muchos/as llevamos diciendo algún tiempo: IU no puede trabajar en la calle por abrir un proceso constituyente y, al mimo tiempo, sostener a los partidos del régimen en los parlamentos. Se abre un tiempo de análisis, reflexión, de decisiones importantes y preguntas que necesitan plantearse cuando salgamos de la vorágine electoral.
4. Podemos entra con fuerza pero no habrá cambio. Conforme se iba desarrollando la jornada electoral parecía que estas elecciones catapultarían a Podemos. Sin embargo, Andalucía es muy grande y va más allá de las ciudades medias y grandes. Podemos no ha conseguido abrir brecha. Sus quince parlamentarios/as de 2015 son los 12 de IU en 2012, o los 13 de 1996 y los 20 de 1994. Es decir, el voto de la izquierda transformadora ha cambiado de color pero se ha movido dentro de los márgenes que conocemos, contradiciendo la estrategia de Podemos. Definitivamente, hay mucho que reflexionar.
5. ¿Bajamos los brazos? Ni hablar. Que el régimen está en crisis es evidente, como también lo es que pondrá toda la carne en el asador para resistir y mantenerse. Frente a un enemigo tan poderoso la batalla por el cambio de ciclo político para abrir un proceso constituyente que nos lleve a un nuevo país no es flor de un día ni batalla de una hora. Las instituciones son otros espacios más donde dar la batalla, pero el cambio se construyen en cada ciudad, en cada pueblo, barrio, instituto, empresa etc Nos queda mucho camino por delante y todas las personas y fuerzas del cambio -desde Podemos a IU, Equo, el PCE y los proyectos municipalistas etc- tendremos que analizar estos resultados y el escenario que se abre en Andalucía y el resto del Estado porque solo nos queda un camino si queremos vencer: unidad.